¡A todos nos puede pasar!

1280 720 Ricardo Gómez

En este artículo, pondremos al lector en sobre aviso de algunos de los timos más actuales.

Recientemente, he recibido una Sentencia favorable a los intereses de mi cliente, que había sido objeto de una estafa que tiene nombre propio: “El timo del nazareno”.

Esta Sentencia, ha sido además publicada por algunos medios de comunicación, cuyo enlace podéis pinchar aquí, para leer más información sobre el caso concreto.

En este caso, la víctima era una empresa que suministraba gasoil, a la que el condenado realizó varios pedidos, cuyo volumen iba aumentando progresivamente. Éste mismo permitió que se cargasen en su cuenta bancaria los recibos de los dos primeros meses, para aparentar solvencia y hacer creer a la víctima que atendía y atendería la totalidad de las facturas. Sin embargo, tras finalizar el tercer mes,  en el que además dobló el número de pedidos, y agotando el plazo de 90 días de que disponía para la devolución bancaria de los recibos cargados, dio orden a su entidad para que procediera a la total devolución de los recibos, quedándose “gratis” con todo el gasoil suministrado. Esta conducta demuestra que su intención, era desde el principio no abonar el gasoil suministrado.

Esta estafa es conocida como el timo del nazareno. Y es que existen varios timos con nombres curiosos, y que describen conductas, algunas conocidas desde hace siglos y otras más actuales, que incluso hasta pudieran resultar graciosas… hasta que, obviamente, uno resulta objeto de la estafa.

El timo del tocomocho, la estampita… No obstante, en el presente artículo haremos una pequeña recopilación de algunos de los timos más actuales, para que luego el lector, no nos diga que no le hemos advertido.

El timo de la diarrea.

Realizado en su mayoría por ciudadanos británicos, consiste en que, tras contratar a través de un turoperador de su país un paquete todo incluido a un hotel en las zonas más turísticas de la costa española y disfrutar de su estancia, a su regreso demanda a la empresa por una supuesta intoxicación alimenticia contraída durante su estancia en el hotel.

La empresa se ve obligada a pagar la indemnización, que suele ser la devolución del coste del paquete contratado. Tan sólo en el último año se han incrementado un 700% este tipo de reclamaciones. El propio Gobierno británico ha expresado su preocupación por este fenómeno fraudulento en auge.

El timo de las tarjetas de crédito.

Clonadores de tarjetas, microcámaras y lectores de banda magnética son sólo una pequeña muestra de los inventos que las bandas de timadores utilizan para desvalijar las cuentas bancarias. Una de las técnicas más usadas es el «lazo libanés»: los estafadores aprovechan las horas en las que las entidades bancarias no trabajan para colocar en sus cajeros un dispositivo de plástico que simula la ranura donde se introduce la tarjeta. La parte final del invento está rodeada por un lazo creado con cinta magnética que retendrá las tarjetas. Cuando un usuario introduce su tarjeta en el cajero, ésta se atasca y en ese preciso instante aparecen los amables estafadores. Dicen haber sufrido los mismos problemas con sus tarjetas, tras lo cual ofrecen a la víctima su teléfono móvil para que se comunique con el servicio de información del cajero. El número marcado es del móvil de un cómplice que se hace pasar por personal del banco.

En la conversación telefónica le comunica a la víctima los pasos que debe seguir para recuperar su tarjeta. Entre ellos, le indica que marque en el cajero una combinación de números, seguido de asterisco o almohadilla y el número clave de la tarjeta. La víctima no recupera su tarjeta, y sin ser consciente de ello, acaba de proporcionar a los timadores su número secreto. El falso operador de la entidad bancaria le comunica que el procedimiento no ha dado resultado y que debe pasarse por la sucursal al día siguiente para que le entreguen la tarjeta. Cuando la víctima abandona el lugar, los estafadores recuperan la tarjeta y, con la clave que ya conocen, extraen todo el dinero que pueden de las cuentas de la víctima.

Estafas amorosas o sentimentales.

Esta estafa se hace a través de las páginas web de citas. También te puede pasar en cualquier red social. Así que estate atento.

El timador se hace pasar por otra persona para ganarse la confianza de su víctima, le envía fotos (de otra persona, claro, y muy atractiva) y muestra su interés por una relación sentimental.

Cuando el estafador se ha ganado la confianza de su víctima, le pedirá dinero diciendo que está enfermo o que está pasando por alguna situación difícil o que lo necesita para trasladarse (porque claro vive en otra ciudad o en otro país) y poder verse personalmente. Cuando obtiene el dinero, el perfil del estafador desaparecerá de la web.

Cuando el timador se convierte en jefe.

Tipificado como delito informático, los delincuentes suplantan la identidad del jefe de una empresa en numerosos correos electrónicos, haciendo creer al contable o persona con responsabilidad financiera de la compañía la necesidad urgente de realizar una transferencia a una cuenta bancaria determinada.

A los datos de la compañía se puede acceder mediante phishing, es decir, utilizando software malicioso, normalmente a través de la cuenta de correo, para suplantar la identidad del directivo. Una vez dentro del terminal, el delincuente busca acuerdos comerciales con otros proveedores para que, en un momento de la transacción, se solicite el pago en otra cuenta que es la del propio delincuente.Otra modalidad incide en un trabajo de investigación a través de las fuentes abiertas (internet, LinkedIn), mandando un correo en un momento determinado para suplantar la identidad del departamento de compras.

El “voice pishing”.

El ‘voice phishing’ es un derivado inteligente del phishing porque, en lugar de ofrecer un enlace para que el usuario pinche, da un número de teléfono. Este detalle desactiva las defensas del usuario, que recibe una falsa impresión de seguridad y dispara la urgencia de su respuesta.

Además, un usuario de banca online conoce muy bien la url de su banco, pero no su número, que puede ser de la central o de cualquiera de sus oficinas.

Un ingeniero muy listo.

Una de las variantes del tocomocho, el timo del ingeniero inglés, encuentra en Internet su escenario idóneo.

Aparecen en la Red anuncios de venta de vehículos de alta gama o de alquiler de pisos ubicados en España, siempre a precios irrisorios. La persona de contacto se presenta como un ingeniero inglés que ha vivido en nuestro país. En el caso de los vehículos, el estafador proporciona un motivo muy creíble para ofrecerlo a tan bajo coste. El más común es que el utilitario es español y al residir el ingeniero en el Reino Unido le resulta muy difícil conducirlo por la izquierda, y, claro, venderlo allí resulta imposible por la posición del volante.

En las casas, los pretextos son igual de peregrinos: el supuesto ingeniero ha trabajado en España el tiempo suficiente como para comprarse un piso, pero por motivos laborales debe volver a vivir al Reino Unido y permanecer una larga temporada allí, y es por eso que decide poner en alquiler su piso. El modo de proceder es el mismo en las dos situaciones. El timador sólo acepta el e-mail como forma de contacto y escribe sus mensajes en un mal castellano. Una vez que las víctimas muestran interés por el vehículo o la vivienda, pide que realicen una transferencia y asegura que una empresa intermediaria les hará llegar el vehículo o el contrato de arrendamiento ya firmado con las llaves del inmueble.

Por supuesto, aquí termina la historia y la víctima ha perdido su dinero sin recibir nada a cambio.

 

 

 

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Ricardo Gómez

Licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto (2.007). Dentro de sus especialidades se encuentran el Derecho Civil, Mercantil y Bancario.

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