Estar tras la pantalla de un móvil hace que muchas veces nos sintamos libres de decir lo que nos parezca sin consecuencia alguna, pero cuidado, más vale pensarse dos veces lo que se escribe o puede pasar factura
El modo en que interactuamos y nos relacionamos socialmente evoluciona a un ritmo brutal y frenético, y no entiende de pausas.
Hoy día, se nos hace prácticamente imposible vivir sin móvil, sin estar en permanente comunicación. Esta esclavitud autoimpuesta alcanza todas las facetas de nuestra rutina, y el WhatsApp, como bien sabemos todos, es la mejor herramienta para hacer funcionar el sistema, un sistema compuesto por más de mil millones de usuarios activos al mes, casi nada.