La decoración de una de las comparsas de la Aste Nagusia bilbaina ha avivado el incandescente y eterno debate sobre la libertad de expresión y los límites del humor. En el presente post trataremos de dar un enfoque jurídico analizando sintéticamente en trasfondo general y rescatando algunos casos parecidos.
Bilbao. 18 de agosto de 2017. Las comparsas se afanan por ultimar todos los detalles de las txosnas, que serán el epicentro de las fiestas Cada decoración está indisolublemente impregnada por la ideología o espíritu fundacional de cada una de las agrupaciones.
Pero este año la puesta en escena de «Hontzak konpartsa» ha llevado hasta un nuevo límite el aforismo anarquista «Ni Dios, ni Amo» encendiendo un debate sobre la libertad de expresión que, en esta ocasión tiene un trasfondo más complejo que el derecho al honor de un particular que pudiera sentirse ofendido por alguna caricatura (como las de los personajes públicos que suelen protagonizar las sátiras) en la medida en que entronca con un interés jurídico más difuso e indeterminado: el sentimiento religioso.
Y es que la temática escogida tiene como objetivo ridiculizar el sacramento de la eucaristía tomando en su acepción más literal la transubstanciación del cuerpo de Cristo representado como si de un animal de despiece se tratara para ser vendido como carne a peso, en una hiperbolización de la célebre frase pronunciada en la última Cena y trasladada al Nuevo Testamento: «Tomad y comed de él porque este es mi cuerpo».
La escena, con una estética clásica de carnicería de barrio, la completa un mostrador con un surtido de senos, manos, ojos y corazones, que harían alusión a Santa Agueda, Santa Teresa, Santa Lucía y, por último, al Sagrado Corazón (espinado y con corona incluida).