Nos descargamos aplicaciones para grabar llamadas, compartimos audios y pantallazos de WhatsApp que nos envían otras personas, e incluso revivimos la guerra fría grabando con el móvil, pero, ¿todo eso es legal?
En los últimos meses mucha gente en este país ha vivido en vilo temeroso de la fonoteca de un personaje que se ha ganado a pulso un hueco en la historia cañí.
Sin duda alguna el disco duro del smartphone del célebre comisario Villarejo alberga horas y horas de conversaciones grabadas que salen a la luz con cuentagotas a su conveniencia.
No es objeto de este post analizar los pormenores del denominado Caso Villarejo (con sus múltiples ramificaciones, ya sea en el Ministerio de Justicia o en el BBVA) sino más bien aclarar a todos aquellos Villarejos del mundo a que se arriesgan si graban una conversación privada.
Porque todos nos hemos sentido un poco comisarios alguna vez…